En el marco del ciclo de cine "Maldita Policía" (Aula a confirmar)
Enero de 2005 en Buenos Aires.
Una persecución policial con tiroteo termina con 3 muertos, un choque y una balacera atroz en plena Av. Saenz, en Pompeya.
Todos los medios de comunicación, amparados por los indignados testigos
señalan al único culpable. Fernando Carrera, delincuente y asesino que
estaría huyendo de la policía tras cometer dos asaltos y atropelló a una
familia, matando a dos mujeres y un nene. Los transeuntes piden
lincharlo y cuando herido de ocho balazos lo trasladan en ambulancia
queda detenido hasta finalmente ser condenado.
La cobertura
mediática y juicio no dejan ninguna duda de que Carrera es un
delincuente que merece los 30 años de cárcel que le dan.
Pero
en los contundentes, conmovedores (e indignantes por lo que expone) 90
minutos de El Rati Horror Show, Piñeyro expone -con un impecable
didactismo y enorme claridad- que todo ha sido fruto de la mentira, del
engaño. El director (que aparece todo el tiempo en pantalla junto a sus
colaboradores) desarma una por una las supuestas pruebas utilizadas para
inculpar a Carrera, que ofrece también un puñado de atinados argumentos
en los testimonios que dan cuenta de la condena mediática y pública.
El realizador expone también con enorme rigor la larga historia de
excesos y atropellos de la comisaría 34 de Pompeya -ligada a tristes
casos de gatillo fácil como el de Ezequiel Demonti- y cómo se movió con
total impunidad en este caso para dar vuelta el caso y presentar a
Carrera como un psicópata y asesino serial.
Amparados en la
complicidad política y judicial, los efectivos de la Policía Federal
condenan a un inocente para cubrir su brutalidad e inoperancia, que casi
lo llevan a la muerte.
El 6 de junio último, tras 7 años en
prisión, Fernando Carreras fue liberado al comprobarse las
irregularidades en la causa y aunque volvió con su familia sigue
procesado. Y los ratis, libres.